El presidente Alan García enfrenta una difícil coyuntura política, las encuestas revelan una estrepitosa caída; en la ciudad de Lima bastión aprista que catapulto al candidato García en las elecciones presidenciales desaprueba mayoritariamente, en el sur la cosa es peor, la desaprobación llega a limites extremos; la curva declinante en la popularidad del primer mandatario es preocupante en especial para los “compañeros “de Alfonso Ugarte.
El Gobierno para salir del oscuro túnel ensaya nuevas formas de supervivencia política, el palacio de gobierno se ha convertido en el escenario de marketing presidencial, desfilan políticos, empresarios, artistas, cantantes y deportistas; García en su última presentación apareció Laptop en mano dizque para premiar a los atletas por la destacada participación en el campeonato sudamericano y a voley por clasificar al mundial, ¿Y los bicampeones de karate? fueron olivados olímpicamente; armó el show a su estilo, posó para las portadas y titulares, el objetivo, recuperar algunos puntos en las encuestas.
La primavera presidencial se acabo con el empate Perú-Argentina, la inminente caída libre es inevitable, tiene a la vista protestas por resolver; panorama sombrío para un gobierno que camina por el péndulo del descrédito ciudadano. En medio de la difícil situación política el país asiste a un acelerado proceso de desnacionalización y pérdida de soberanía; proyecto neoliberal aprista que consolida a los grupos de poder.
La iglesia no es ajena a la ofensiva neoliberal, la casta dominante (Opus Dei) actúa en la misma dirección, se enriquece con la fe ciega de los “hijos” de Dios; la conflictiva relación entre la iglesia y el emblemático “Café Ayllu” muestra con meridiana claridad que la ambición y la codicia de la sotana del diablo no tiene limite, el arzobispado de Cusco pretende desalojar del predio donde opera para alquilar a una franquicia de marca mundial.
La santa alianza; iglesia, gobierno y el gran capital se consolida. El rostro oculto del poder y las nuevas formas de dominio esta en todas partes, no es extraño ver a Cipriani de bombero aplaudiendo a los actos de gobierno, para el representante de Dios vivimos en el mejor de los mundos, en el paraíso terrenal; la realidad refleja un país sumido en el caos y la anarquía; el shock de inversiones se esfuma, la sierra exportadora es parte del pasado, la mendicidad crece, la corrupción campea, el descontento y los conflictos sociales son parte de la cotidianidad.
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