23 oct 2008

EL FENÓMENO MAGALY

El fenómeno Magaly saltó a la popularidad en la década del 90; fue la estrella del canal tomado por los hermanos Winter, donde el contenido de los programas se producían en las oficinas del SIN. La “Urraca” y los diarios “chicha” articularon una estrategia global para crear un clima político y cultural de envilecimiento ciudadano favorable al gobierno de turno.

Los “ampays” de Magaly fortaleció la matriz conservadora de la sociedad limeña. La señora Medina se convirtió en la jueza de las “buenas costumbres”. Una suerte de comisaria del pueblo en la revolución mediática promovida por el régimen fujimorista.

Magaly sin duda es el referente del poder mediático, un paradigma de lo que hoy se entiende por periodismo. La “Urraca” perdió la brújula de la decencia, transita sin permiso en la vida privada de muchos y, actúa traicionando principios y valores.

En realidad el periodismo anda de mal en peor, el que hace Magaly Medina es de bajo nivel, miserable y sucio, a superado largamente a la “prensa chicha” ó “periodismo amarillo”. Medina, ironiza y avasalla la intimidad de las personas; se nutre de los “Ampayes”.

La “Urraca” existe porque ha sabido galvanizar, capturar y secuestrar un amplio sector de consumidores cautivos que, a su vez, han modulado los nuevos estilos en el manejo mediático.

La televisión distrae, entretiene y adormece. Ante el bajo nivel de la televisión y, para escaparse de las novelas cualquier cosa es buena. Para los sectores menos pensantes y esclavos de programas “basura”, Magaly es un personaje importante é insustituible.

La “diva” de los psicosociales no se imaginó encontrarse en una triste realidad, la cárcel; a sido condenada a cinco meses de prisión efectiva por el delito de difamación.

Las “sufridas” amas de casa han dado grito al cielo para que liberen a la “diva”. Las “fans” de Magaly han amenazado salir a las calles, pero otros con algo de neurona van ir a protestar para impedir que la controvertida “Urraca” sea liberada.

Inevitablemente estamos asistiendo a la “Magalización” del periodismo. Para muchos, pasar el día sin la compañía de Magaly debe ser una tortura indescriptible.

En efecto, la coyuntura deja un panorama claro. Si Magaly no se rectifica va a dejar para la historia lo que la lingüista Martha Hildebrandt ha bautizado como la “Magalización del periodismo”.

Según Hildebrandt, la señora Medina dejaría hasta tres nominaciones insalvables: su nombre de Magaly “Urraca” Medina, el término de “Ampayes” y aquel de “Magalización” del periodismo nacional.

No hay comentarios: