15 oct 2008

LA PRENSA DEL PODER



Hay una relación directa entre el poder y los medios, los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial han sido superados, hoy; el primero de todos los poderes es sin duda, el poder económico; el segundo, el poder mediático y el poder político, ha quedado relegado a una tercera posesión.

En este contexto, el ejercicio de la libertad de prensa esta amenazada de muerte, los medios y periodistas ajenos al poder político y económico se ven impedidos de realizar su trabajo dentro de los límites de la libertad legal y real.

La relación entre Estado, mercado y ciudadanía en el ámbito de las comunicaciones se constituye en uno de los asuntos más debatidos. Está en juego el poder sobre la palabra, sobre la tecnología de la palabra y, en última instancia, sobre la formación de la conciencia social.

La palabra libre vive cuando hay periodistas libres, que no se dejan intimidar por nadie. Las sociedades libres demandan de una prensa libre, pues esta cumple con la importante misión social de informar. Por tanto, la necesidad de una prensa libre se hace primordial para la convivencia social.

La prensa es más poderosa que la misma dictadura, un poder que puede hacer variar la realidad, pero una prensa vendida es doblemente traidora; es decir que la corrupción de lo mejor es la peor. El oficio del periodismo es una de las cosas mejores de nuestra sociedad y la corrupción es lo peor que le puede pasar.

¿Qué es lo mejor de ser periodista? Lo mejor es que puedes contribuir con la información a que no se corrompa la democracia. Por algo los dictadores lo primero que hacen es suprimir o amordazar la información.

Los medios que no muestran obediencia y complicidad con el poder constituido son victimas, de la amenaza, la censura, la asfixia económica, la represión, donde el tema “libertad” y “democracia” es manipulada para proteger sus intereses por encima de cualquier valor de carácter moral.

Cuando se mercantiliza y corporativiza la libertad de información se corre el riesgo de pervertir su verdadera naturaleza, la información se vuelve en una mercancía, esa mercancía sirve para distraer y mentir.

La prensa debe actuar con honestidad intelectual, ser la piedra en el zapato de los gobernantes, y el lector se convierta en el ojo crítico para ver lo que se esconde detrás de los medios vendidos y secuestrados por el poder.

La pluma cuando cae en sucias manos es un terrible instrumento del mal y, resulta peor cuando está al servicio de la adulación rastrera de los poderes constituidos.

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