8 nov 2008

EL OFICIO DE LA SOTANA

Los sucesores de San Pedro persisten en transitar el territorio pérfido y afiligranado de la ambigüedad en tiempos de confusión, de desvarío material y espiritual, crisis del cuerpo y del alma.

En el maremagno de adversidades del oficio de sotanas. Los pastores del engaño, del rebaño sin ovejas, están empeñados a tiempo completo en la propaganda celestial de la fe. Al fin y al cabo somos materia prima, sobre la que edifican sus metafísicas y catedrales góticas.

¿Qué se puede esperar de ellos? ¿Qué abandonen la histriónica conducta de Poncio Pilatos cuando le pidieron permiso para torturar y asesinar a Cristo?

Histórica dejadez que permitió la crucifixión de la palabra evangélica que dio paso al mito y a la iconografía de las sagradas formas, del abandono del mensaje tétrico de la sotana por un progresivo esplendor de las liturgias.

Se olvidaron que vienen del sermón de la montaña y de sus orígenes subversivos en las catacumbas. Los administradores del credo religioso dominante se desentienden de las persecuciones y las injusticias que se cruzan en su camino.

Las estancias del imperio Vaticano son recorridas por el fantasma de Pío XII, bendiciendo los tanques hitlerianos que asesinaron en masa ante la miopía del clero que sólo veía una mancha borrosa, no hizo nada desde el solio pontifical.

En estos tiempos, la púrpura católica calla ante la Camorra napolitana que amenaza la vida de Roberto Saviano por haber osado escribir su obra "Gomorra".

Según el culto católico, matar al inocente es matar la verdad. Cristo murió en la cruz por ejercer la libertad de expresión explicando en público su manera de ver el mundo, manera de ver que no coincidía con la de los ocupantes romanos de Palestina.

El Papa Ratzinger viajó al sur de Italia, en su estancia en Nápoles ha rezado en Pompeya, guardó silencio con sus diplomáticas precauciones ante los crímenes de la mafia de Camorra, ese silencio que resulta vital para la existencia de la mafia, sea siciliana o napolitana.

Mientras Ratzinger evitaba mirar de frente el rostro de las evidencias, premios Nobel y una marea de indignación creciente en Italia impugnan la pena de muerte dictada por los capos camorristas contra Saviano por desentrañar las atrocidades que cometen los criminales atrabiliarios, convertido en un ejército clandestino del Mal.

La Camorra se emplea a fondo, un trabajo extra para los sepultureros. A la púrpura no parece preocuparle, le inquietan más otros males como el laicismo, de implantarse, los padres de la iglesia se quedarían sin empleo.
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