4 dic 2008

FRAGIL CULTURA DEMOCRÁTICA

Hay que reconocer que la decencia sigue faltando en nuestra convivencia política. Por ello, tenemos autoridades cuya conducta no asegura una convivencia sana ni un comportamiento democrático.

Un ejemplo que no hay que dejar pasar es el del congresista Carlos Raffo que, siendo miembro de la Comisión congresal que investiga el escándalo de las concesiones petroleras, que implica a Rómulo León Alegría, se reunió subrepticiamente con éste en la prisión en que está detenido. ¿A qué? Nadie sabe. Pero en la sesión del pasado martes esta Comisión perdió su agudeza crítica y se olvidó que el investigador no puede reunirse a solas con el investigado, mientras el juicio está abierto. Elemental ¿no?

¿Pero cuán poderoso se habrá creído Raffo que se atreve a hacer algo tan incorrecto? ¿Será la huella de su maestro y guía, Alberto Fujimori, acostumbrado a violar las normas y los recursos del Estado, la que lo llevó a perder el respeto a los compromisos asumidos y al decoro que exige la función pública? No es el único, también tenemos otorongos chuscos, que abusaron de su función y trataron como suyos los dineros del fisco.

Otro caso es nada menos que el Comandante General del Ejército, Gral. Edwin Donayre, quien sin el menor profesionalismo soltó un conjunto de groserías contra Chile que nos avergonzó, en momentos de una cuidadosa construcción de buena vecindad y más preocupante aún, porque este General es conocido por su abuso en la apropiación de miles de litros de gasolina para su uso personal y por mandar al retiro al fiscal que lo acusó por su adicción a este derivado del petróleo.

Estas autoridades tienen que entender que la política es una cultura de servicio y es una apuesta por la calidad de vida de los ciudadanos, entendida como la satisfacción de la gente por lo que le da la sociedad. Por eso, para tan alto militar, el silencio es mejor arma que la palabra.

Nuevamente constatamos que un problema central de la política nacional es la precaria cultura democrática de nuestros elegidos, que pocas veces llegan a superar el nivel de candidatos.
Escrito por Carlos Urrutia/LA PRIMERA

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