
-El impacto del blog de Marco Sifuentes “Útero de Marita” y su siguiente creación “UteroTV.com”. Tuvo varias primicias que remecieron el ambiente y obligaron a la competencia a buscarlo diariamente en la web;
-El terremoto en la familia Miró Quesada. La facción de los “Garlands” fue derrotada por los “Racsos” unidos a los “Garcías-Grañas” y algunos desprendidos de la administración anterior, etc. El resultado fue un tosco cambio de línea política de “El Comercio”, además, claro, del reemplazo del Director;
-La cárcel de Magaly Medina, la “reina del ampay”, lo que provocó una fructífera discusión sobre los límites del periodismo y la propuesta de una ley para que las injurias, difamaciones, etc. no pasen nunca al fuero penal. Si prospera el proyecto, la Medina recibirá multa tras multa... si vuelve a las andadas, claro;
-El despido de Augusto Álvarez Rodrich como director de “Perú21” y el abandono masivo de columnistas que hicieron de ese diario un tribunal liberal, plural. Sufrió un abandono masivo de lectores;

-El asedio de “La Primera” a Genaro Delgado Parker que rindió frutos y todo indica que deberá dejar Panamericana Televisión. Lástima que volverá a manos de la familia Schutz (“un canalazo”). Pero el tipo es tan mañoso que habrá que ver para creer;
-El retorno de César Hildebrandt a la televisión con el programa “El Perro del Hortelano”. Es, por lejos, el programa político dominical más visto aunque no figure en el “rating” empresarial;
-La confirmación del poder de la radio en circunstancias especiales. El “moqueguazo” de junio fue incitado por Radio “Americana”, que llamó a la toma del Puente Montalvo. Y cuando la transmisión se cortó, los moqueguanos apelaron a medios más antiguos, las campanadas, los gritos y los cacerolazos;
-La postergación, (¿por quinta vez?) de la decisión gubernamental sobre el estándar que se deberá usar en el Perú para la Televisión Digital Terrestre (DTA). Hay mucho dinero de por medio y muchos recuerdan la decisión de la TV a Color, hace muchos años;
-El retorno del famoso Cuy, de Juan Acevedo, por la vía virtual pero con el humor y el compromiso de siempre…
¿Y sobre los libros de crónicas? Me quedo con “Sexografías” de Gabriela Wiener.
Escrito por Juan Gargurevich/La Primera
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